Los LÍMITES INDIVIDUALES DE DOSIS (o Dosis Máximas Permisibles) establecidos en las Regulaciones Nacionales (norma AR10.1.1. para uso de radioisótopos y Ley 17557 y sus modificaciones para el uso de equipos de Rayos X) están dados en términos de DOSIS EFECTIVA. Esta última es una magnitud que no puede ser medida directamente, ya que sería necesario colocar un dosímetro dentro de cada órgano del cuerpo, dosímetro que además debería ser capaz de discriminar el tipo y la energía de la radiación incidente.
De todos modos, si la radiación incide en forma uniforme en todo el cuerpo, entregando la misma dosis a todos los órganos, la DOSIS EQUIVALENTE INDIVIDUAL (la que medimos con los dosímetros individuales) es igual a la DOSIS EFECTIVA (la indicada en las normas para definir el límite de dosis). Esta situación no se cumple cuando usamos un delantal plomado, porque protege más algunos órganos que otros, es decir: la dosis no será igual en todos los órganos.
De este modo, si usamos el dosímetro por encima del delantal plomado la DOSIS EQUIVALENTE INDIVIDUAL medida por el dosímetro será mayor que la DOSIS EFECTIVA, es decir: estaremos sobrestimando el riesgo. Cuanto mayor sea la parte del cuerpo cubierta por la protección plomada, mayor será esta sobrestimación (por ejemplo: usando delantal completo -no chaleco- protección tiroidea, gonadal y guantes plomados).
Si por el contrario, colocamos el dosímetro por debajo del delantal plomado la DOSIS EQUIVALENTE INDIVIDUAL medida por el dosímetro será menor que la DOSIS EFECTIVA; en este caso estaremos subestimando el riesgo.
Entre ambas situaciones los organismos de referencia internacionales (como el Comité Internacional de Protección Radiológica) prefieren sobrestimar el riesgo que subestimarlo. Teniendo en cuenta que los efectos deletéreos de la radiación (efectos estocásticos) no tienen umbral, es decir: el riesgo existe aún no superando los límites de dosis, los organismos citados plantean el CRITERIO DE OPTIMIZACIÓN; deben tomarse todas las medidas razonables para reducir las dosis tanto como sea posible, aun por debajo de los límites de dosis. Aplicando este criterio al dilema de dónde colocar el dosímetro, podríamos decir que el delantal plomado es un elemento para reducir las dosis más por debajo del límite, mientras que el límite debería no superarse aun no usando dosímetro.
En otras palabras: si el dosímetro (que indica DOSIS EQUIVALENTE INDIVIDUAL) nos dice que no llegamos al límite, podemos estar seguros que la DOSIS EFECTIVA será aún menor.
De todos modos, tomando las medidas de seguridad adecuadas, manejando las “herramientas” de protección que son TIEMPO-DISTANCIA y BLINDAJE, no es razonable que alguien reciba dosis cercanas a los límites. Por lo expuesto se recomienda utilizar el dosímetro por encima del delantal plomado.
Como criterio operativo se pueden establecer niveles de actuación o de información (anteriormente llamados “límites secundarios”). Por ejemplo: si la dosis indicada por el dosímetro colocado por encima de la protección plomada permite concluir que a lo largo del año se llegará, por ejemplo al 50% del límite de dosis se justificaría investigar con mayor precisión la dosis efectiva. Esto se puede hacer por varios métodos, por ejemplo: colocando un segundo dosímetro debajo del delantal o evaluando por medición la atenuación de la protección plomada y posteriormente ponderar la dosis efectiva por medio de cálculos, considerando qué órganos están cubiertos y la contribución relativa de cada uno de ellos a la dosis efectiva. Aunque lo mejor es evaluar las condiciones en que la persona realiza sus tareas e identificar las posibles acciones a tomar para reducir la dosis equivalente individual.
En resumen, y a modo de recomendación final se sugiere: